"10 o 12 hombres perfectamente montados y equipados, vagan por el sitio llamado Las Pedrizas, en las inmediaciones de Colmenar, y se han dejado ver en los alrededores de El Paular, Miraflores y demás pueblos de aquella Sierra. Nos han asegurado, aunque nosotros no respondemos de la exactitud de la noticia, que el sábado último salieron los ladrones al camino de Castilla y robaron unas diligencias, internándose después en Las Pedrizas. Los habitantes de los pueblos cercanos se hallan poseídos de un terror pánico de mismo modo que las personas cuyos negocios les obliga a transitar por lugares tan sospechosos."
"Frecuentaba la vertiente sur de la sierra madrileña una partida de bandoleros conocida por sus asaltos y secuestros, y que algunas citas señalan la comandaba Paco el Sastre. Tenían como cuartel general y refugio después de sus fechorías un paraje perdido en la Pedriza de Manzanares de muy difícil acceso."
"En cierta ocasión secuestraron a una joven que pertenecía a una familia madrileña adinerada. Ya en el roquedo, el jefe de los bandidos, regresó a la ciudad para negociar el rescate, dejando a la infortunada al cuidado de sus secuaces. Nada más irse, los delincuentes se disputaron a la infeliz, con el consiguiente enfrentamiento que concluyó con la caída de uno de ellos, despeñado desde el risco que les servía de refugio. Enterado el capitán a su regreso, impartió justicia..."
"Para dejar claras las cosas y que su autoridad no se resistiese, el jefe de los bandidos ejerció en el momento la justicia de los poscritos. El asesino recibiría la misma pena que había causado a su compañero: la muerte.Él se encargó de ejecutarla, arrojándole al abismo. Ocurrió que en el momento de hacerlo, cuando el capitán empujaba al criminal, éste le agarró de una pierna arrastrándolo con él hasta el otro mundo. Cayeron los dos, reventándose contra las piedras del fondo."
"Tras el tremendo desenlace, el resto de los secuaces, consternado, se dio a la fuga, quedando la joven secuestrada libre, pero perdida. Así vagó varias jornadas por el peñascal, hasta que la encontró uno de los pastores de la zona, El Mierlo, quien la devolvió a la Corte, regresando a sus tareas de la sierra. Enterados los bandidos y pensando que había recibido una recompensa que consideraban suya, fueron a por él, asesinándole."
"Los habitantes de Las Rozas de Madrid de la primera mitad del siglo XIX, sufrieron algunos de los robos cometidos por el bandido castellano por excelencia: Luis Candelas. Aunque este salteador actuaba principalmente en Madrid, en ocasiones se trasladaba a la Sierra de Guadarrama para, aprovechando las entonces extensas zonas de fresnos y peñascales, asaltar los carruajes postales."
"Luis Candelas Cajigal, el bandido madrileño por excelencia del 1.800, actuaba con ferocidad, pero sin delitos de sangre, aunque se batiera en duelo en dos ocasiones, una de ellas contra el que luego sería su compinche, Paco El Sastre. Junto a él, Francisco Villena, Mariano Balseiro y Leandro Postigo, entre otros, formó su famosa banda. Era frecuente encontrarse con ellos en las tabernas de Madrid y, aunque ninguno era un serrano de pro, son considerados parte de los bandoleros del Guadarrama."
"Existen testimonios que narran cómo uno de los atracos más famosos de Luis Candelas se produjo en pleno camino de Matas Altas, zona de montes situada entre las Rozas y Torrelodones, en 1836. Gracias a un chivatazo, Candelas fue conocedor de un suculento carromato postal procedente de Valladolid. Mientras esperaba con su banda al carruaje en cuestión, los malhechores no dudaron en asaltar a cuantos transitaron el camino aquel día, incluida otra galera proveniente de Salamanca. Sólo lo que hoy en día es la Guardia Civil pudo espantar a la banda del lugar."
"Según mantiene la leyenda, Candelas habría sustraído durante el golpe una valija diplomática. En este maletín, cuyo supuesto dueño sería el embajador francés en España, Armand Augustin Louis de Caulainclourt, se encontrarían papeles comprometedores de nuestro país vecino."
"Al regresar a Madrid, el bandolero, haciéndose pasar por el noble Luis Álvarez de Cobos, habría actuado como intermediario entre el desdichado político y la banda, recibiendo en compensación dinero y una condecoración."
"Llevamos semanas de batalla y únicamente poseemos como armas las piedras que ésta región, tan hermosa y austera a la vez, nos proporciona. Una vez fuimos hermanos, pero las disputas entre el jefe del clan primigenio y un pariente de sangre nos llevaron a combatir. La tierra, que desde siempre nos ha ofrecido simiente y refugio, nos precipita a la lucha un día más."
"Con el arroyo tomado por el otro bando nos encontramos sitiados y el hambre se hace palpable en el ánimo de los guerreros. Muchas noches atrás, nuestros cultivos fueron arrasados y no hay alba que despunte sin que alguna cabeza de ganado aparezca muerta. La derrota, que no tardará en producirse, transfigura nuestro semblante y sólo nos queda el silencio callado tras cada ataque."
"Hasta las rocas parecen erigirse confabuladas con el enemigo, pues cobran vida ante nuestros ojos con extrañas formas premonitorias. Muchos creen ver altas torres de magníficos castillos donde sólo hay peñascos y bravos guerreros de tamaño inhumano que proyectan sombrías sombras sobre nuestras chozas. Son los soldados enemigos que alertan de un futuro muy cercano."
"Los años transcurren y el rencor por la rendición vuelve a florecer. Los escasos mensajes clandestinos, llegados del otro lado, alientan a un ataque con la venida de las primeras nieves. Una nueva ofensiva va a comenzar y el arroyo teñirá nuevamente sus aguas con la sangre de los caídos. La peña con forma de bota, que limita nuestras tierras allí por donde se esconde el sol, no será más un símbolo de humillación sino de gloria, y el yelmo, que mañana portaremos en el enfrentamiento, será evocado por nuestros hijos en recuerdo de nuestra valentía."
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2 comentarios:
Me ha encantado Mar, muchas gracias
(las fotos muy buenas)
Gracias a ti, Diego, por tu visita y por tu comentario :)
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