miércoles, 10 de febrero de 2016

AUTOEXIGENCIAS

Pueblo de Chulilla

 Fui la primera de tres hermanos, con todo lo bueno y malo que eso conlleva. No recuerdo el nacimiento de mi hermano, pues yo tenía solo tres años, pero sí recuerdo el de mi hermana. Una mezcla de expectación y miedo a la vez. Alguien nuevo viene. Alguien más a quien querer y con quién jugar. También alguien más con quien compartir juguetes, tiempo, padres...
No recuerdo haber tenido jamás envidia o celos de mis hermanos. Lo que sí recuerdo desde bien pequeña es esa necesidad de sentir que todo lo hacía bien, ese ansia por no defraudar a nadie, esa pelea conmigo misma por ser  "perfecta".


Acceso al "Cañaveral" desde los puentes colgantes

Recuerdo con pavor una temporada larga de mi niñez en la que no dejé de soñar ni una sola noche que caminaba de la mano de mis padres y de repente me dejaban sola. Podía pasarme toda la noche llorando por la sensación de abandono que se me quedaba en el cuerpo. Y podía pasarme todo el día siguiente pensando en qué era lo que yo había hecho mal para que ellos quisieran deshacerse de mí.


Soy de esa generación en la que los padres y los hijos no se decían que se querían. 
Mi madre siempre fue más cercana a nosotros, siempre muy preocupada y muy pendiente, pero mi padre jamás nos preguntó por nuestros estudios, por nuestros amigos, por nuestros problemas...


"La Pared Blanca", "El balcón" y "El balconcito"

Recuerdo que íbamos a veranear a un pueblo de Galicia. El matrimonio que nos alquilaba el apartamento tenía una hija de unos 15 años. Sufría de ataques epilépticos. Pasaba todas las vacaciones con nosotros, a cargo de mis padres.
 Mi padre, siempre pendiente de ella, la cuidaba como si fuera su hija. Recuerdo preguntarme porqué motivo prestaba tanta atención a esa niña que no era nada suyo, mientras que a ninguno de nosotros tres nos hacía ni caso...


"Peris Gilton", 7a+. Sector "Ca Germà"

De alguna manera aprendimos a vivir sin esa atención. Supongo que aunque terminas asumiéndolo como algo normal nunca dejas de preguntarte qué hiciste tú mal, o qué podrías hacer para ganarte la aprobación que tanto necesitas. Sientes que has pasado toda tu infancia haciendo todo lo posible que se puede hacer, que no es más que ser un excelente estudiante, sacar las mejores notas posibles, no dar problemas a tus padres y que hablen siempre de ti como un ejemplo a seguir...



"Peris Gilton", 7a+

Cuando acabé el instituto, decidí entrar en la Facultad de Bellas Artes. En mi casa no pudieron disimular la decepción. Una estudiante con tan buenas notas y que desaproveche la oportunidad de estudiar otra carrera con más futuro...
Mi padre no dudó en intentar convencerme de estudiar otra cosa. Yo no cedí. Pude sentir su decepción como una losa...


"Segui Luitan", 7b. Sector "Nanopark"

A los veintitantos años pasé por una etapa personal un tanto difícil. Al principio pensé que era capaz de controlarlo. Cómo no iba a serlo! "Yo puedo con todo..."
Cuando me dí cuenta de que la cosa se me iba de las manos, me derrumbé frente a mi madre. Dejé de ser la hija perfecta.
 Ella me llevó al médico.
Ella buscó al psicólogo y me acompañó todos y cada uno de los días. 
Ella se lo contó a mi padre...


"Segui Lluitan", 7b

Una noche, cuando volvió a casa, tarde como de costumbre, yo era la única que quedaba en el sofá viendo la tele. Se sentó a mi lado y pretendió hablar. Cuestionó la decisión de acudir a un psicólogo e insistió en que yo era una persona muy fuerte, capaz perfectamente de salir de cualquier problema por mí misma. Ni siquiera le miré. No pude decir ni una sola palabra, pero me moría de ganas de gritarle que no, que no era tan fuerte ni por asomo, que no era perfecta, que no aguantaba más esa exigencia de tener que serlo...


Es muy fácil culpar a los demás.


"Kaplan", 7a. Sector "El Cañaveral"

Parece que son siempre los padres los que cometieron errores y nos hicieron ser lo que somos. Puede que haya una parte de verdad. La otra parte depende totalmente de nosotros. 


"El Cañaveral"

Crecemos marcándonos objetivos y metas, que no está mal, pero nos castigamos si no los alcanzamos, lo que no está nada bien...


"Gran dinosaurio blanco", 7b+. "El Cañaveral"

Nos hacemos "mayores" y seguimos rigiéndonos por las mismas pautas. Si me marco un objetivo y lo consigo, soy un héroe. Y sino soy una mierda...


"Gran dinosaurio blanco", 7b+

Buscamos continuamente la aprobación de nuestros maestros, de nuestros amigos, de nuestros compañeros de trabajo, de nuestros jefes, de nuestras parejas...
Y si no conseguimos la aprobación, volvemos a ser una mierda.

El cañón desde la "Pared Blanca"

Esa autoexigencia mal gestionada nos puede generar mucha angustia e insatisfacción. 

"Muro de las lamentaciones" y "Pared de Enfrente"

A veces la autodisciplina es tan elevada que no nos permitimos cometer errores y nos forzamos a planear cada paso que damos. 


"Sondaás", 7a. "Muro de las lamentaciones"

Si lo llevamos al extremo, podemos llegar a practicar el autocontrol de cara a las emociones que experimentamos, intentando esconderlas. 


"Nos sobran potxolos", 7a. "Muro de las lamentaciones".

La razón se convierte en el motor, es quien domina la vida a todos los niveles. 


Pueblo de Chulilla desde el Muro de las lamentaciones.

Podemos llegar a dar tantas vueltas a las cosas, que esa búsqueda puede llegar a absorbernos y entrar en un bucle sin salida.  


Llegado a ese punto, puede incluso suceder que nos decepcione la actitud que muestran las personas que están a nuestro alrededor, que tengamos dificultad para delegar y que esto derive en una sobrecarga en el trabajo, que nos provoque un alto nivel de estrés.



No te exijas a ti lo que no exigirías a los demás...
Nada tiene que ser perfecto, sino adecuado...
Deja que los demás resuelvan sus cosas. Ellos también gestionan sus vidas...
Si algo queda a medias o sale mal, no es el fin del mundo...
Tus necesidades básicas son sagradas. Tú también comes y duermes...
Nuestra felicidad no equivale a nuestro éxito...
Nuestra felicidad puede estar en las personas que nos acompañan en el camino...